Hay una escultura en el muelle del puerto.
Son un hombre y una mujer sentados,
con las piernas colgando sobre el agua.
Ella mira hacia el horizonte,
disimulando no saber que él la está mirando.
Él está permanentemente atrapado en ese instante de duda, de indecisión,
en el borde del precipicio.
Está a punto de abrazarla.
Por primera vez.
Los dos lo saben.
Los dos lo esperan.
Pero él está atrapado en ese instante.
Un segundo antes.
Todavía puede tirarse atrás,
o morirse de miedo y simular que estaba espantando moscas.
Todavía puede pasar todo.
O nada,
porque en el fondo,
son dos estatuas inmóviles en su movimiento.
Pero cada vez que voy al muelle,
secretamente,
deseo que el abrazo sea más fuerte que la piedra.
viernes, diciembre 15, 2006
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11 comentarios:
y 5º post dedicado a grampus!
Como el caballo de Lisboa a punto de dejarse abrazar por el vacío.
O viceversa.
Mejor (puedes borrar los dos comentarios anteriores):
Como el caballo a punto de abrazar el abismo.
(Aprovecho para comentar que el poema me dejó tan alucinado que olvidé que habías olvidado mi café.)
cierto, te debo otro café! este será portátil, te llevaré a conocer a las estatuas :)
Probablemente haya sido ese instante eterno de indesición el que los convisrtió en estatuas.
¡Queremos una foto!
Espero que no les dé corte mi presencia. ;-)
mañana les saco una foto, ailin. prometido!!!
PRECIOSO! Inmejorable final para la edición limitada. Me siento más orgulloso que un pavo real orgulloso.
Por cierto... los abrazos suelen ser más fuertes que la piedra... pero cuando nadie mira.
aaPRECIOSO! Inmejorable final para la edición limitada. Me siento más orgulloso que un pavo real orgulloso.
Por cierto... los abrazos suelen ser más fuertes que la piedra... pero cuando nadie mira.
estoy segura de ello, grampus. gracias!
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