sábado, agosto 18, 2007

cuento desafinado

soñó que alguien vivía dentro suyo. lo soñó tan fuerte que se lo creyó.
y cuando despertó se dio cuenta de que oía una voz que le decía cosas.
y lo que es peor, se dio cuenta de que sólo la oía él.
y le hablaba muy lentamente, muy flojito y con una cadencia rara que zzzzzzzzz
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz era inevitable, le aburría inmensamente y le hacía dormir.

así que, cuando vino el príncipe, se sentó a su lado y empezó a aullar,
al lobo no pensó que el príncipe estuviera como una cabra, sino que
simplemente se despertó.
y se acordó de antes, de cuando la vocecilla estaba callada y él hacía su vida de lobo normal.
miró a la luna y deseó volver a ser un lobo, volver a gritar todas las noches y dar sustos a las nenas con capuchas rojas que van a ver a su abuelita.

y la luna, enternecida, sacó a caperucita del lobo y la devolvió al cuento.
lo que pasa es que la luna, como de noche no se ve muy bien, se equivocó de cuento.
y ahora caperucita y el príncipe viven felices después de comer perdices,
mientras el lobo intenta desesperadamente despertar a la Bella Durmiente con sus aullidos.

7 comentarios:

Alberto Ramos dijo...

Fantástico. Ahora la Bella Durmiente podrá dormir un ratito más. ;-)

Anónimo dijo...

Leo pregunta por qué los lobos siempre tienen hambre. No sé que contestar. Pero creo que caperucita era un poco buscona (y provocadora, pobre perrillo)

ariadna dijo...

leo, los lobos siempre tienen hambre porque tienen una boca enoooooooorme y nunca se les llena del todo ;)

Anónimo dijo...

Esa luna tendría que equivocarse más a menudo... los finales de los cuentos ya comienzan a aburrir...

Besitos!

Nata Hernández dijo...

Pobres perdices... ¡Qué vida tan sacrificada!

luks dijo...

me gusto tu blog
eso es un comentario, no?

ariadna dijo...

hola pep, bienvenido! esto también es un comentario :)