esa misma noche leí en el periódico que te acababas de ir, y no puedo explicar con palabras la delicadeza de tu despedida: tan anónima, sutil y bella como todo en ti.
siempre he tenido la sensación que me he dedicado a imitarte, incluso antes de descubrir tus versos. hoy no va a ser menos, porque sinceramente no se puede decir mejor:
"Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos"
prefiero pensar que sigues conmigo.
(de hecho,
lo sé).
*Despedida de un paisaje
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada de que,
como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.
De "Fin y principio" 1993, Wislawa Szymborska
Traducción de Gerardo Beltrán